Emilio Choy Ma nació un 13 de enero de 1915 en el Callao, hijo de inmigrantes chinos, asentados en ese puerto. De formación autodidacta, Choy fue gestor del desarrollo de una corriente de investigación social en el país, como respuesta nacional a la fuerte influencia teórica que los investigadores extranjeros ejercían en el ámbito de las ciencias sociales. Pablo Macera ha señalado la labor de Choy, relacionada con “una historiografía comprometida con el marxismo” (Macera 1974: 20).
Choy escribió sobre diversos temas, de historia, lingüística, sociología, antropología y arqueología; su trabajo ha quedado en numerosos artículos, publicados principalmente en la revista Idea y en la Revista del Museo Nacional.
Como reconociera Luis Lumbreras, Choy inicia en el país una arqueología social (Lumbreras 1974:152), fue pionero al introducir las ideas de Gordon Childe en el estudio del desarrollo andino. Es conocido su modelo evolutivo, en donde destaca a los modos de producción, en el paso de un estadio a otro. La revolución neolítica, término que muchos investigadores tienen miedo de utilizar para el área andina, el surgimiento de sociedades de clases y de un Estado esclavista, son algunos de los temas tratados por él.
"qué hubiera pasado con Emilio Choy, si siguiera entre nosotros. Seguramente, él no hubiera cambiado su modo de pensar y de ver las cosas, él con la paciencia y, a veces, terquedad, que caracterizan al sabio, firme en sus convicciones, hubiera servido de ejemplo y guía" |
Al momento de su desaparición se apreció un fuerte desarrollo de las ciencias sociales sobre la base del materialismo histórico, que Choy contribuyó a formar, de modo extracurricular, fuera y dentro de la Universidad.
“Una de sus mayores virtudes fue su entusiasmo por la comunicación permanente sobre la importancia social del quehacer de la investigación sobre las sociedades primitivas y su proceso revolucionario para mejorar las condiciones de vida del hombre, lo cual lo hace vivir inmerso en un proceso creador permanente. Choy era un hombre de poderosa inteligencia y con el don de amistad, generosidad y humildad entre cuantos lo rodearon en los chifas, los conversatorios, los seminarios, conferencias y congresos” (Milla Batres, 1986: 147).
Su inesperada muerte, el 13 de Febrero de 1976, consternó a todo un sector de la intelectualidad. Como un homenaje póstumo, San Marcos inició en 1979 la publicación de sus obras, reunidas en tres volúmenes, titulados “Antropología e Historia”.
Desde entonces, la investigación social en el país ha cambiado de dirección; la globalización y la política económica neoliberal han marcado a una gran mayoría de trabajos, atraída por el nuevo ordenamiento económico mundial. Queda, sin embargo, la linea teórica de Choy, quien no sólo brindó su aporte académico sino, también, aportó dinero para las investigaciones de discípulos y amigos.
Nos preguntamos qué hubiera pasado con Emilio Choy, si siguiera entre nosotros. Seguramente, él no hubiera cambiado su modo de pensar y de ver las cosas, él con la paciencia y, a veces, terquedad, que caracterizan al sabio, firme en sus convicciones, hubiera servido de ejemplo y guía. Muchos en la actualidad anteponen el provecho material individual, al desarrollo de un país mejor, más justo y con una conciencia de continuidad del pasado, presente y futuro.
[AChB. “Emilio Choy Ma. Balance de un Legado Olvidado”, en Boletín del Museo de Arqueología y Antropología (Lima), Año I, nº 2, 1998, p. 2]
Fuente: https://introduccionalahistoriajvg.wordpress.com/2013/11/08/%E2%9E%BB-emilio-choy-ma-1915-1976/
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