jueves, 21 de mayo de 2020

EL ONCENIO DE LEGUÍA


(La Patria Nueva)

 

Introducción

El Oncenio de Leguía. fue un gobierno que dejó profunda huella en nuestra historia del siglo XX. Este gobierno se resume en entreguismo total al capital extranjero y con los países vecinos, corrupción a niveles extremos, atropello de las instituciones del Estado y autoritarismo.

Con este gobierno el Perú se convirtió en satélite del capitalismo de EE.UU. ante la crisis del capitalismo inglés después de la Primera Guerra Mundial. Esta condición de dependencia de EE.UU. que se mantiene hasta este siglo XXI.

El gobierno de Augusto B. Leguía simboliza las actitudes más deplorables de los gobernantes de América Latina, en el autoritarismo y permanencia en el poder: en la anulación de propuestas y organizaciones no acólitas a su persona y gobierno; el hacer obras sin Importar los medios ni los costos. sólo el quedar bien. Al final Leguía cayó por su torpe política económica basado en la adicción a los préstamos usureros de la banca de EE.UU. que hizo del Perú un país débil ante las fluctuaciones del capitalismo mundial.

 

CONCEPTO

Etapa de nuestra historia donde se estableció una dictadura cívica dirigida por Augusto B. Leguía, cuyo gobierno favoreció la penetración de capitales de EE.UU. en nuestro país haciéndolo dependiente de la banca de EE.UU. Los civilistas fueron desplazados del poder político.

 

ECONOMÍA 

Los rasgos económicos más importantes del Oncenio de Leguía fueron:

·         El gradual, pero contundente desplazamiento del capital ingles por el norteamericano, que, si bien se inició con la fuerte inversión de la Cerro de Pasco Minning Company durante el gobierno de López de Romaña, alcanzó su apogeo con el Oncenio de Leguía.

·         La consolidación de los enclaves o concesiones de nuestro territorio y soberanía a empresas extranjeras para que exploten nuestros recursos naturales.

·         El laudo de París del 24 de abril de 1922; resultado de la transacción Salomón-Duff para liberar el canon (derecho de explotación) del petróleo de La Brea y Pariñas en un área ("pertenencias") mayor a la de los ingleses que en 1924 transfirieron esta propiedad sobre La Brea y Pariñas a la IPC, subsidiaria de Stanford Oil de EE.UU. Tampoco se le cobraría ningún alza de impuestos según Ley de octubre de 1923.

·         La entrega a perpetuidad de los ferrocarriles según la Ley 6281 de noviembre de 1928. La dictadura descartó el acuerdo de concesión por 66 años de nuestros ferrocarriles a la Peruvian Corporation y le concedió para siempre la administración del sistema con derecho a recargar las tarifas según sus reajustes.

·         El abuso del endeudamiento externo promocionado por EE.UU. que necesitaba expandir sus áreas de inversión, incluso indirecta (empréstitos a gobierno) sin preocuparse de la productividad de los proyectos financiados por el gobierno sino de la colocación -interés y garantías, por ejemplo, el gran empréstito nacional de $ 100 millones

·         La injerencia creciente del gobierno norteamericano y sus técnicos en diferentes aspectos de la vida nacional durante el Oncenio de Leguía. Por ejemplo, la administración de nuestras aduanas fue conferida por Leguía a la misión norteamericana presidida por Williarn Wilson Cumberland posteriormente por Byme y O'Higgins.

·         Presiones de la banca privada principalmente extranjera prevalecieron para la creación del Banco de Reserva del Perú el 9 de marzo de 1922 sobre el molde del Federal Reserve Bank de EE.UU. En el directorio del Banco de Reserva se acreditaron 10 directores: 7 de la banca privada en especial extranjera y 3 del Estado. Fue su primer presidente Eulogio Romero; puede notarse que la voluntad de los bancos privados extranjeros era predominante en el aspecto de emisión de billetes y tipo de cambio; disponer de las reservas peruanas e incluso realizar operaciones comerciales como descuento de letras y compras, aceptar depósitos del público sin intereses, etc. Después de la crisis de 1929 la misión norteamericana Kemmerer reestructuró completamente al Banco de Reserva (1932). Leguía había cedido demasiado poder a los banqueros.

·         No se resolvió el problema de la tierra. El Oncenio dejó intactas, bajo su protección, a las grandes haciendas a pesar del enfrentamiento político con el Partido Civil que representaba a la oligarquía terrateniente. -Se conservó el latifundismo y la servidumbre o yanaconazgo en la sierra y en la costa. En todo caso prevalecía el sistema de arriendos rentistas y el enganche que buscaba asegurar la mano de obra mediante adelantos en moneda o mercaderías.

POLÍTICA

Como recordamos Leguía ocupó la presidencia durante la República Aristocrática (1908-12) con el apoyo civilista de José Pardo, de quién fue ministro de Hacienda. En 1919 Leguía canceló la República Aristocrática, derrocando al mismo José Pardo. La crisis de la República Aristocrática era insalvable, no sólo por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial cuya marejada produjo una gran inflación y la protesta del Movimiento Obrero que arrancó de José Pardo las célebres leyes obreras. Los obreros, los empleados, los militares de mediana o baja graduación, artesanos, comerciantes y empleados públicos descontentos encontraron su esperanza en la candidatura de Leguía para las elecciones de 1919.

EI 18 de enero de 1920 Augusto B. Leguía promulgó la Constitución de 1920 para darle el marco jurídico a su gobierno que luego ha de llamar la Patria Nueva.

El Congreso promulgó el 18 de setiembre de 1923 la enmienda de la Constitución para permitir la reelección de Augusto B. Leguía para 1924 como su segundo mandato consecutivo, también tenía mayoría, para promulgar la ley 5857, que modificó la Constitución de nuevo permitiendo una reelección indefinida. Según los leguiístas, era preciso un hombre extraordinario; los gobernantes mediocres no permanecen en el poder.

Leguía se hizo reelegir en agosto de 1929 como presidente para un tercer periodo presidencial hasta 1934, pero fue derrocado mediante el golpe de estado de Sánchez Cerro promovido por la oligarquía que buscaba el orden a través de los militares.

 

¿CÓMO SE DESARROLLÓ LA POLÉMICA HAYA -MARIÁTEGUI?

Los últimos años 20 estuvieron marcados por intensos debates políticos, en especial los realizados entre Haya de la Torre y Mariátegui. Haya por medio de la Federación de Estudiantes (F.E.R) y las Universidades Populares había logrado cierta notoriedad entre obreros y estudiantes. Utilizó este prestigio para fundar el APRA en 1924 como frente único antiimperialista. Haya y Mariátegui se relacionaron por su posición antileguiísta pero con distintas tendencias. Mientras Mariátegui priorizaba la construcción de un proyecto popular, Haya enfatizaba la lucha a nivel político con miras al poder.

La tensión se hizo más aguda cuando el grupo de exiliados en México impulsó la formación de un Partido Nacional Libertador que lanzó la candidatura de Haya de la Torre.

Mariátegui criticó la conversión del APRA en Partido. Señalaba que el Partido Nacional retornaba el estilo del viejo régimen que apostaba todo a la figura de un caudillo, que éste no respondía a un trabajo con las masas, sino a la obra de un grupo de conspiradores y que no estaba dispuesto a que la causa de la transformación de la sociedad peruana aborte en una agitación electoral.

Tras la ruptura política estaban planteándose dos posiciones ideológicas sobre lo que debía hacerse. Para Haya de la Torre el Perú es un país feudal que debía pasar por una etapa capitalista antes de plantearse objetivos socialistas. Esta etapa debía ser dirigida por un Estado fuerte de contenido antiimperialista que logre negociar con el capital extranjero, que es bueno en cuanto trae progreso y tecnología. Haya consideraba que la lucha antiimperialista debe estar dirigida por la clase media por ser la más culta y la más explotada. Ellos eran los intelectuales desplazados por el imperialismo.

Según Haya los obreros no pueden dirigir esta lucha porque es una clase joven y débil, ni los campesinos por ser muy primitivos.

En cambio, Mariátegui, fundador del Partido Socialista, plantea la necesidad de una revolución antifeudal y antiimperialista que avance por el camino socialista con los siguientes objetivos:

·         Resolver el problema indígena, que es lo fundamental, resolver el problema de la tierra, tomando como base las comunidades campesinas y anular todas formas de explotación como la servidumbre y la Conscripción Vial.

·         Luchar contra el capitalismo extranjero y las clases que lo sostienen en el país.

·         Con respecto a la clase media (pequeña burguesía) su actitud es vacilante y por lo tanto no es consecuentemente revolucionaria, porque su lucha es solamente por mejorar su condición social.

·         El campesino y el proletariado son las clases que pueden y necesitan transformar la sociedad.

·         El proletario obrero debe dirigir el proceso revolucionario con el apoyo fundamental de los campesinos.

Mariátegui expone estos conceptos en sus 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.

 

FIN DEL ONCENIO DE A. B. LEGUÍA

Pero la caída del Oncenio se produjo rápidamente como consecuencia de la crisis mundial del capitalismo, especialmente el norteamericano que se evidenció con la quiebra (Crack) de la Bolsa de Valores de Nueva York (24 de octubre de 1929) en el jueves negro. La caída de las acciones y la liquidación de importantes transnacionales arrastró a sus sucursales en Latinoamérica. No se vendían más nuestras materias primas o los precios cayeron estrepitosamente. Se paralizaron las obras públicas y las actividades en los enclaves de provincias, generándose un desempleo inmenso: miseria, migraciones a Lima, protestas, actividades subversivas, etc.

Las dictaduras pro-EE.UU. en Latinoamérica cayeron en serie: Hernando Siles en Bolivia; Carlos Ibañez en Chile; Washington Luis en Brasil; Hipólito lrigoyen en Argentina; etc. y en el Perú, Leguía.

El 22 de agosto de 1930 se sublevó el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, antiguo defensor del civilismo, en Arequipa.

Leguía fue apresado y conducido a la prisión de San Lorenzo y luego a la clínica Naval de Bellavista, donde escribió sus memorias Yo Tirano, Yo ladrón y murió el 6 de febrero de 1932. Tenía 69 años, de los cuales 15 ocupó la presidencia.

 

Fuente: ICH

 


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